martes, 5 de noviembre de 2013




ESTUDIAR CON MÚSICA
¿ES ESTUDIAR?







Hoy en día un alto porcentaje de estudiantes se pone a estudiar con música. Unos porque les molesta el ruido del entorno y prefieren escuchar música, otros porque dicen que así se concentran mejor, pero…. ¿Hasta qué punto es cierto? Sí que es verdad que en ocasiones es hasta recomendable, bien sea porque te relaja o te motiva, pero en otras ocasiones es perjudicial para una correcta concentración. ¿Dónde está la diferencia? La clave está en la percusión. Es recomendable escuchar música melódica de instrumentos como el violín, el piano, etc. pero en el momento que la música lleve algo de percusión, ya no solo que en sí nos desconcentra sino que nos incita a bailar lo cual nos distrae del estudio.
Las melodías y armonías son útiles a la hora de estudiar. La música clásica o sin letra es la mejor porque, aparte de que no te distraes cantando involuntariamente, además calma los centros nerviosos.
La música puede ser una excelente ayuda a la hora de memorizar mientras se estudia aunque existen personas más habituadas a estudiar en silencio.

LA MÚSICA COMO ESTIMULANTE CEREBRAL

Diferentes estudios han comprobado que la música estimula diferentes áreas del cerebro. El ritmo, las melodías y la armonía han sido utilizados; por ejemplo, para tratar problemas de habla y también pueden ser muy útiles a la hora de estimular el aspecto cognitivo.



Si bien existen diversos estilos musicales, a la hora de sentarse a estudiar pueden dividirse en dos clases: música instrumental y música cantada. La música instrumental resulta la más apropiada a la hora de la lectura, ya que no cuenta con el elemento de distracción de la letra de la canción. Cuando se estudia, el cerebro se esfuerza en procesar textos, fichas, cuadros, redes conceptuales y si encima le agregamos una letra de fondo, es más probable  que se confunda y le cueste más concentrarse.

Escuchar de fondo Mozart por ejemplo o cualquier expositor de la época del Clasicismo, se puede convertir en una infalible práctica para hacer del estudio una instancia eficiente y provechosa. 
Cuando una persona requiere una concentración es recomendable que programe como música de fondo a algún expositor de música clásica, o especialmente a Mozart, quien concibió sus obras con “Los parámetros del sonido para calmar los centros nerviosos”.

La ventaja de la música clásica, es que calma los centros nerviosos y logra en el estudiante tranquilidad y, por consiguiente, mayor concentración. En cambio, los ritmos que son violentas y poco armónicos, deben ser utilizados en otros contextos y no son favorables para el estudio. Lograr que los centros nerviosos estén pasivos, también ayuda a disminuir la tensión. Contrariamente a lo que produce, por ejemplo, el heavy metal, el cual contrae y perturba el centro nervioso, volviéndose nocivo para la salud.


La regla principal en lo que a la música se refiere es no permitir que perturbe a sus compañeros. Si está estudiando en grupo, es bueno ponerse de acuerdo con respecto a qué música está permitida, cuál es el volumen adecuado (que no le impida escuchar a los demás por supuesto). 

Lo mismo hay que tener en cuenta si entramos a la biblioteca con los auriculares puestos, si la música está demasiado alta lo más probable es que moleste a quien se siente al lado nuestro (además de hacernos daño a los oídos, claro). Tanto en la facultad como en casa, la principal regla de convivencia es el respeto por el otro.



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